Jackson Guitar

sábado, 11 de octubre de 2014

¿Día?

Qué rabia. O impotencia. O no lo sé.
Días insípidos, días de no querer.

Cuando nada llena o nada me hace sentir
es cuando echo de menos vivir.
Y una charla. Y a un amigo. Quizá hasta algo más, no lo sé.

Cuánto aviva una risa o un simple contacto,
y cuánto lo echo en falta en un día vago.
Me siento insípido, haberme quedado dormido.
Nos vimos ayer y ya os echo en falta, amigos.

La tranquilidad de estar solo en casa hoy no es reparadora,
es tanta y tan prolongada que me resulta odiosa,
atrapa mis preguntas, mi curiosidad, las lanza,
se adentra ahora en esos huecos la inexpresividad.

¿Habéis sentido alguna vez la desagradable presencia de un día vacío?
Yo, es que si pudiera, los tiraba al río.

Improductividad, vagueza, aburrimiento, desgana,
suelo sentirme tan activo que se me hacen desgracias.
Lunes, gente, el cerebro trabaja,
que me devuelvan el tiempo empleado en nada.

Retomando la línea de "un simple contacto",
a veces extraño la calidez del antaño.
Nostalgia y superación a ratos se mezclan,
reproducen un cortometraje que inevitablemente hace mirar atrás,
recordar una felicidad que podría llenar un día vacío,
o el mismo vacío.

Qué peligroso es pensar en días como éste,
ojalá algún profe me hubiera puesto más deberes.
-Obviad esa última línea-.
No sé, lectores, qué queréis que os diga,
hoy me aburro y este escrito así lo dicta.
-Sorry not sorry por haberlo escrito-.

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